Entrada a Prote: Abril 2019
La historia de Kimba empieza con una llamada de la policía alertando de una perra en una piscina que no podía salir. Acababa de parir, pero no había rastro de sus bebés.
Al principio se escondía en tu chenil. Tenía impotencia, rabia y dolor. Pero no nos rendimos y gracias a los voluntarios hemos conseguido que recupere el amor por los humanos. Ahora es una auténtica bombón hipermimosa y pegajosa que lo único que quiere es recuperar el tiempo perdido con los humanos.
Todavía queda trabajo por delante con otros perros, por ejemplo… pero el ver su sonrisa cada día tiene un valor incalculable.
Kimba está enferma, no podemos dejar que pase su última etapa en un chenil.