RAMER

Toda una vida esperando a que alguien le fuese a alimentar. Junto a sus tres mejores amigos, otros tres desgraciados perros.

Así les encontramos, famélicos en una casa abandonada. Quizá iban una o dos veces a la semana a visitarles, pero cuando llegamos, parecía que ya no les importaban más.

Estaban físicamente destrozados, delgados y con muchas marcas. Seguramente se habían peleado por los restos que quedaban de comida. Y tampoco tenían síntomas de estar bien hidratados.

Por suerte Ramer ya está preparado para encontrar un hogar definitivo. No puede ser más salao, seguro y guapo. Le encanta pasearse feliz por el patio con un tronco en la boca. Y juguetear con nosotros para llamar nuestra atención al máximo.

Siempre viene moviendo la colita esperando su turno para pasear. Y es muy tierno y cariñoso con las personas.

Con los perros es intenso aún. De vez en cuando crea trifulcas, y necesita aprender a comunicarse con los machos más vacilones.

Por lo demás es un perrazo con ganas infinitas de seguir adelante.

Si ya te has enamorado de su carita, espérate a verle en persona… ¡Volverás a casa con otro miembro en la familia!